La sentencia que condena a prisión a Darío Amín, Luis Humberto Gómez y Eduardo Valdivieso por el homicidio de Javier Chocobar es considerado un hito en el camino por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. “Este es un paso histórico para el reconocimiento de nuestros territorios”, dimensionó Nancy Chocobar, sobrina del referente de la comunidad Chuschagasta, asesinado el 12 de octubre de 2009.
Agregó que la condena “es parte de la reparación colectiva”, pero que es necesario que se resuelva el problema que está en el origen de muchas de estas disputas: el reconocimiento del territorio ancestral.
“Exigimos el Estado nacional y provincial el reconocimieno de nuestros territorios ancestrales y la creación de la ley de propiedad comunitaria indígena. Eso va a evitar que este tipo de conflictos sigan ocurriendo”, señaló. La joven vinculó con esta problemática el asesinato de Héctor Reyes Corvalán, campesino santiagueño que murió por las quemaduras que sufrió durante un violento desalojo en Suncho y dedicó un momento a honrar la memoria de “hermanos como Rafael Nahuel, Santiago Maldonado, y todos aquellos que quieren vivir en paz en el territorio”.
“Con estos asesinos sueltos, no podíamos estar tranquilos en nuestro territorio”Delfín Gerónimo, dirigente de la Unión Diaguita, la cual integra la comunidad Chuschagasta, relató, por su parte, que muchas comunidades están sufriendo a causa de la falta de titulación de las tierras.
Ese reclamo expresaron ayer, frente a los tribunales, integrantes de pueblos que fueron a apoyar a los chuschagasta. Allí, representantes de las comunidades de Tolombón, Amaicha, Quilmes, Indio Colalao, El Mollar, entre otras, celebraron la sentencia como propia.